¿Cómo se diagnostica la alergia?
Para el diagnóstico de la alergia es importante la historia clínica del paciente. El paciente debe informar al especialista sobre las condiciones ambientales que le rodean (residencia, trabajo, contacto con animales...), los factores desencadenantes de síntomas, antecedentes familiares de alergia, etc.
Los métodos más empleados en el diagnóstico de la causa de la enfermedad son los siguientes:
Pruebas cutáneas
Se basan en reproducir en la piel la respuesta inflamatoria alérgica. Los alérgenos a probar se seleccionan de acuerdo con la historia clínica del paciente y la prevalencia de sensibilización en su hábitat. Se realiza depositando una gota del alérgeno sobre la piel del paciente y sobre cada gota se presiona con una lanceta. Si en el lugar en el que se ha depositado el alérgeno aparece una reacción cutánea en forma de habón, significa que el paciente reacciona al alérgeno y que éste puede ser el responsable de determinados síntomas.
Determinación de IgE específica o RAST
Son análisis especiales de sangre donde se detectan las inmunoglobulinas E específicas (anticuerpos que intervienen en la reacción alérgica) del alérgeno o de los alérgenos sospechosos de causar los síntomas.
Pruebas de provocación
Se pone en contacto al paciente con la sustancia sospechosa de provocar la alergia, con la finalidad de que se reproduzcan los síntomas que presenta en el órgano de choque (nariz, ojos, bronquios). Son útiles para diagnosticar la alergia a medicamentos, alimentos y aditivos. Se utilizan en ensayos clínicos, en investigación y en algunos casos en particular.
Estas pruebas han de ser realizadas por su especialista.